Termina la temporada y un capítulo, espero no sea el último de mi etapa como
jugador.
Lo
que tengo claro es que la historia del Club Baloncesto Peñarroya no se
detendrá, diferentes motivos me llevan a tomar la decisión de no jugar la próxima temporada.
Siempre he sido sincero, y así quiero despedirme en estas líneas.
A
nivel personal y profesional, a punto de cumplir 33 años creo que debo enfocar
mis miras hacía donde quiero ir y pretendo llegar, quien sabe si puedo
plantearme una vuelta lo antes posible, pues jugar al baloncesto es la pasión
de mi vida.
A
esto tengo que unir el desafortunado año a nivel físico desde un inicio,
comencé con una contractura de cuádriceps que me tuvo un mes mermado, luego
vino la lumbargia que prácticamente me arruinó la temporada y cuando parecía que
podría encontrar una condición más o menos optima para terminar la temporada,
llego la fractura del tabique nasal, que tras una primera intervención tendré
que volver a pasar de nuevo por quirófano para solventar los problemas
funcionales en cuanto respiración entre otros y que ya me hizo perderme el
final de temporada.
El
primero en estar decepcionado en no haber podido ayudar al equipo, como se esperaba,
soy yo y así asumo mi responsabilidad. Deportivamente ha sido un año durísimo,
y cualquiera visto los resultados en cuanto victorias y derrotas pensaría que
no se ha hecho un buen trabajo, es obvio que se podía haber hecho mejor, pero
tanto el club, como el entrenador y, por supuesto los jugadores, han estado
todo el año peleando al máximo en las diferentes circunstancias que se han ido
presentando y aunque cueste creerlo de esta temporada se pueden sentar bases
para las próximas que seguro se verán reflejadas en buenos resultados.
Quiero
agradecer a Antonio Luna, Felipe García, Miguel Ángel Luque, José Santaella y
Javier Ariza, los entrenadores que he
tenido durante estas cuatro temporadas el apoyo y la confianza, si en algún
momento no rendí como esperabais, no dudéis que siempre lo intenté. A Paco
Castañeda, el delegado de equipo, la persona más increíble del club, al que
guardo toda mi admiración.
Aunque
no me corresponda a mi esta valoración, entiendo que me puedo permitir la
licencia, y ojalá el club sepa reconocer el trabajo del entrenador esta
temporada, para mí se ha ganado la renovación, con tantos impedimentos como ha habido
no se puede hacer mejor. Gracias Javi, he seguido aprendiendo mucho.
Y
por supuesto a esa gran familia que forma el club en las figuras de Amado
Gallardo, Jorge Lorenzo, José Antonio Jurado, Joaquín Alcaide, Joaquín Risco, Juan Pedro Blanco,
Fernando Durán, Paco Reixach, Ramón Delgado y discúlpenme si me olvido de
alguien del club. Personas que hacen que a través del baloncesto el nombre de
Peñarroya allá por donde va sea un ejemplo de honestidad, responsabilidad y
buen hacer. Gracias de corazón por haber confiado en mí estos cuatro años, os
deseo lo mejor.
A
los aficionados, que siempre me han mostrado tanto cariño, no duden los buenos
resultados volverán.
Y
como no a los que hacen de esto la verdadera historia, mis compañeros en la
cancha durante estos años, a todos gracias, para todos mi respeto, un placer
ganar y perder a vuestro lado. Aunque creo que debo de ser fiel a mis
principios y no quiero dejar pasar la ocasión de señalar a Alberto Martín y
Juan González, en ellos dejo algo más que dos compañeros de equipo, en la
figura de ellos dos me llevo lo más la importante de todo “EL ORGULLO DE HABER
PERTENECIDO AL CLUB DECANO DEL BALONCESTO CORDOBÉS”.
Un abrazo, Juan Antonio Fuentes