El pasado 12 de Agosto de 2011, por fin pude cumplir un sueño. Asistir a un concierto de Julio Iglesias era ya algo personal, rendir el respeto al artista que más me ha influido a través de sus canciones en cómo entender la vida y el amor.
No voy a esconder, como nunca lo he hecho que Julio Iglesias para mi es el mejor artista nacional y muchos argumentos me tendrían que exponer para que no pensara que se trata del mayor artista internacional contemporáneo.
Desde los vinilos, pasando por los casete, los CD hasta los formatos digitales, desde "Gwendoline", "Hey", "De niña a mujer", "Si me dejas no vale", y así hasta los últimos temas como "Agua Dulce, Agua Sala", "El Bacalao". Podría decir que se trata de la banda sonora que me ha acompañado principalmente, incluso en el plano deportivo, es la música que mejor me lleva a la concentración.
Con los nervios e impaciencia por que comenzará el concierto, con la puesta en escena afloran las primeras emociones, dos horas donde Julio te hace sentir que cantas con él. Pero lo que más me impacto fue ver que a pesar de tener a sus pies a miles de personas extasiados por su música, era él en el escenario quien proyectaba la pasión de los que aman aquello que hacen, y la forma en que lo hacen.
Gracias Julio... quiero y necesito más.
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