Siempre que comienza una temporada en las categorías de formación de un club, directivos y entrenadores charlamos con padres y jugadores haciendo hincapié en todos los aspectos que consideramos prioritarios para ese año. Hablamos de puntualidad y asistencia, esfuerzo, respeto, deportividad y otra serie de cuestiones. Pero siempre, siempre destacamos una entre todas: la importancia de los estudios.
Todos estamos de acuerdo en que hoy en día terminar los estudios es un elemento de gran importancia para poder acceder con mayor facilidad a la vida laboral y que con una buena organización horaria y empezando desde muy pequeños hay tiempo para todo, estudiar, entrenar, estar con los amigos etc.
Pero a la hora de la verdad, cuando empiezan las primeras dificultades, es decir los primeros suspensos, ¿qué podemos hacer nosotros?. Para muchos de los padres la primera actuación es castigarles sin lo que más le gusta, y eso suele ser quitarle del deporte, otros nos piden que hablemos con sus hijos y tratemos de influir en ellos para que recapaciten, y así lo hacemos. Respecto a la primera cuestión, yo como entrenador, maestro y padre, la he de calificar como un error enorme. Puedo entender que puntualmente se castigue sin asistir a un entrenamiento a un niño (7, 8, 9 años) por que no termine sus tareas, pero considero un error muy grave en la formación de un chaval el imperativo “te quito del baloncesto”. Creo que mucho antes de llegar a este punto debemos de reflexionar todos sobre cuáles han sido las causas y sobre qué alternativas podemos ofrecerles a esos chicos para que no lleguen a ese fracaso escolar. He sido testigo, de cómo a chicos en plena pubertad, la alternativa de prohibirles el deporte terminaba siendo la de estar más tiempo en la calle y de cómo este cambio de planes no hacía variar los resultados escolares.
Nosotros, desde el club, tenemos nuestra pequeña parte de responsabilidad en cuanto que podemos colaborar en aspectos tales como mostrar interés por sus resultados escolares, hacer horarios de entrenamientos más flexibles y en determinadas ocasiones ser más tolerante con la falta puntual en algún entrenamiento, aunque al final son las familias las que deben educar a sus hijos desde muy pequeños con una organización de horarios responsable y siguiendo muy de cerca su evolución escolar.
Todo esto es posible y debemos hacerlo antes de tomar decisiones tan erróneas como la de castigar a nuestros hijos quitándoles del deporte, porque el deporte y en nuestro caso el baloncesto, es mucho más que el resultado de un partido, o los minutos que juega nuestro hijo en él; sin duda es algo más, son todas las horas, días, meses y años que pasan en esta pequeña o gran sociedad que nosotros llamamos equipo, donde además de la mera práctica del deporte, se esté criando con una mejor salud, se forma teniendo que aceptar unas normas de esfuerzo, solidaridad, deportividad, de victoria y derrota, viajando a lugares, donde conocerá nuevas personas con las que en el paso de los año arraigaran formidables amistades. No hay la menor duda de que se formáran en unos valores de los que por desgracia parece carecer cada vez más nuestra sociedad. ¿Es acertado por tanto tomar esa decisión?
Espero que en nuestro club, ahora que comenzamos una nueva temporada, todos; entrenadores, directivos y sobre todo padres reflexionemos sobre el tema y desde primera hora luchemos por evitar que ninguno de nuestros chicos tenga que dejar la práctica deportiva por tener malos resultados escolares.
Por último no quiero terminar este escrito sin comentaros que todo esto no es algo útopico y ejemplo de ello ha sido nuestro equipo junior de la pasada temporada donde cinco de sus miembros, terminaron con éxito sus estudios de bachillerato y hoy en día caminan ya por diferentes universidades, otros tres terminaron con buenos resultados su curso de bachillerato (eran de primer año) y los otros dos aunque no lograron el éxito de sus compañeros, no han tirado la toalla y luchan por hacerlo durante este año, que también tiene un gran valor. La enhorabuena a todos, nos sentimos orgullosos de vosotros y os agradecemos vuestro paso por el club del que siempre formaréis parte y os deseamos la mejor de las suertes en vuestra nueva andadura.
Todos estamos de acuerdo en que hoy en día terminar los estudios es un elemento de gran importancia para poder acceder con mayor facilidad a la vida laboral y que con una buena organización horaria y empezando desde muy pequeños hay tiempo para todo, estudiar, entrenar, estar con los amigos etc.
Pero a la hora de la verdad, cuando empiezan las primeras dificultades, es decir los primeros suspensos, ¿qué podemos hacer nosotros?. Para muchos de los padres la primera actuación es castigarles sin lo que más le gusta, y eso suele ser quitarle del deporte, otros nos piden que hablemos con sus hijos y tratemos de influir en ellos para que recapaciten, y así lo hacemos. Respecto a la primera cuestión, yo como entrenador, maestro y padre, la he de calificar como un error enorme. Puedo entender que puntualmente se castigue sin asistir a un entrenamiento a un niño (7, 8, 9 años) por que no termine sus tareas, pero considero un error muy grave en la formación de un chaval el imperativo “te quito del baloncesto”. Creo que mucho antes de llegar a este punto debemos de reflexionar todos sobre cuáles han sido las causas y sobre qué alternativas podemos ofrecerles a esos chicos para que no lleguen a ese fracaso escolar. He sido testigo, de cómo a chicos en plena pubertad, la alternativa de prohibirles el deporte terminaba siendo la de estar más tiempo en la calle y de cómo este cambio de planes no hacía variar los resultados escolares.
Nosotros, desde el club, tenemos nuestra pequeña parte de responsabilidad en cuanto que podemos colaborar en aspectos tales como mostrar interés por sus resultados escolares, hacer horarios de entrenamientos más flexibles y en determinadas ocasiones ser más tolerante con la falta puntual en algún entrenamiento, aunque al final son las familias las que deben educar a sus hijos desde muy pequeños con una organización de horarios responsable y siguiendo muy de cerca su evolución escolar.
Todo esto es posible y debemos hacerlo antes de tomar decisiones tan erróneas como la de castigar a nuestros hijos quitándoles del deporte, porque el deporte y en nuestro caso el baloncesto, es mucho más que el resultado de un partido, o los minutos que juega nuestro hijo en él; sin duda es algo más, son todas las horas, días, meses y años que pasan en esta pequeña o gran sociedad que nosotros llamamos equipo, donde además de la mera práctica del deporte, se esté criando con una mejor salud, se forma teniendo que aceptar unas normas de esfuerzo, solidaridad, deportividad, de victoria y derrota, viajando a lugares, donde conocerá nuevas personas con las que en el paso de los año arraigaran formidables amistades. No hay la menor duda de que se formáran en unos valores de los que por desgracia parece carecer cada vez más nuestra sociedad. ¿Es acertado por tanto tomar esa decisión?
Espero que en nuestro club, ahora que comenzamos una nueva temporada, todos; entrenadores, directivos y sobre todo padres reflexionemos sobre el tema y desde primera hora luchemos por evitar que ninguno de nuestros chicos tenga que dejar la práctica deportiva por tener malos resultados escolares.
Por último no quiero terminar este escrito sin comentaros que todo esto no es algo útopico y ejemplo de ello ha sido nuestro equipo junior de la pasada temporada donde cinco de sus miembros, terminaron con éxito sus estudios de bachillerato y hoy en día caminan ya por diferentes universidades, otros tres terminaron con buenos resultados su curso de bachillerato (eran de primer año) y los otros dos aunque no lograron el éxito de sus compañeros, no han tirado la toalla y luchan por hacerlo durante este año, que también tiene un gran valor. La enhorabuena a todos, nos sentimos orgullosos de vosotros y os agradecemos vuestro paso por el club del que siempre formaréis parte y os deseamos la mejor de las suertes en vuestra nueva andadura.
JORGE LORENZO DIRECTOR TÉCNICO CP. PEÑARROYA).